Por Profe Bhárata.
Así como un ambiente con sus colores, aromas y distribución espacial modifican el estado mental y emocional de quienes lo habitan y transitan. también los individuos producimos un Impacto en el ambiente que nos rodea. Es decir; cada ser vivo que Integra cada espacio forma parte de lo que se conoce como energía o vibración del lugar, y existe un intercambio o transferencia energética entre ambiente e individuo que no es perceptiva a la simple vista humana.
Para poder entender este concepto es necesario saber algunos datos científicos sobre la energía; lejos del misticismo y del pensamiento mágico, la ciencia entiende como energía personal, a lo que emitimos electromagnéticamente a nuestro alrededor. Pudiéndose comprobar y medir con la tecnología adecuada. Esta energía es proveniente ,según la neurociencia, de las ondas cerebrales que son los impulsos eléctricos producidos por pensamientos, instinto y emociones.
Existen 5 tipos de ondas cerebrales que trabajan casi como notas musicales
Unas actúan a baja frecuencia, otras a más elevada. Sin embargo, en conjunto son capaces de conformar una sintonía armónica donde nuestros pensamientos, emociones y sensaciones pueden alcanzar un equilibrio perfecto, ahí donde sentirnos más centrados y receptivos a todo lo que nos rodea y a su vez influyendo en el alrededor.
Se conocen y estudian 5 tipos de ondas cerebrales: Delta, Theta, Alfa, Beta y Gamma
A nivel interno estos impulsos eléctricos generan respuestas inmediatas. así como pensamientos relacionados con el amor, el entusiasmo y la empatía generan procesos de sanación interna al nivelar hormonas y neuro receptores. pensamientos de enojo, resentimiento, tristeza o baja autoestima, generan sacudones hormonales y nerviosos que alteran negativamente el organismo; estresándolo y dejándolo permeable a enfermedades y malestar.
Podemos llegar a comprender como muchas veces el miedo o la ansiedad se pueden sentir en el estómago, la angustia en el pecho o la garganta, el cansancio y la depresión en la espalda. Generando así un determinado humor o estado vibratorio. Al no hacernos el espacio para ser consciente el estado vibratorio y mental en el que nos encontramos, esta frecuencia pareciera apoderarse de nuestro destino; influenciando poderosamente nuestro entorno y a los seres que nos rodean.
Cuando uno ingresa a un espacio decorado con feng shui por ejemplo,como veremos más adelante en la nota DECORAR SEGÚN EL FENG SHUI, donde los elementos aromas y colores juegan con la armonía y el impacto cerebral, comenzamos a relajarnos con ondas muy parecidas a las que suceden cuando disfrutamos de la naturaleza o de una siesta relajante.
Pero por qué en espacios bellamente decorados, incluso con esas técnicas energéticas o vibracionales se puede uno sentir entonces “incómodo”?.
Muchas veces el contexto no es suficiente para alterar positivamente las ondas cerebrales. El ritmo de vida actual y las exigencias del afuera sumadas a las internas, nos invitan inevitablemente a que prestemos atención a los momentos y espacios que habitamos; por más hermoso y diseñado que esté un espacio si no hay atención plena y buena conexión con el mundo interno, no habrá más beneficio que el estético.
Como profesor de yoga y decorador terapéutico te comparto algunos puntos a tener en cuenta para mantener vibrando alto los espacios que habitás.
- Es importante al menos una vez al día ventilar
- con aire natural los ambientes abriendo ventanas y
- generando corrientes de viento.
- Ambientar a tu gusto con sonidos de naturaleza
- o instrumentales.
- Aromas florales y de bosque generan ondas cerebrales similares a las generadas durante la meditación.
EJERCICIO DE ATENCIÓN PLENA.
Econtrar un lugar especial en tu casa donde puedas dedicarte 15 minutos diarios para experimentar y desarrollar tu conciencia plena, ejercicios de estiramiento, respiraciones, técnicas de automasaje o meditación; colaborarán en elevar la energía de tu espacio y quienes lo habitan.
Sentate cómodo en el lugar elegido, puede ser en el suelo sobre un almohadón o en una silla, lo importante es que tu espalda esté bien erguida, cerrando tus ojos inhala profundo llenando tus pulmones, sostené un momento ese aire y soltando por boca liberás un suspiro; es importante soltar todo el aire hasta vaciarte. repetí ese ejercicio dos o tres veces más, percibí como en cada exhalación soltás el exceso de energía vieja o pensamientos estancados, generando espacio. Continuando con tu respiración natural comenzá a recorrer tus pies, tus piernas, percibí como los glúteos empujan el apoyo y eso alarga tu espalda, encontrá tu pecho abierto haciendo algunos círculos con hombros hacia atrás. El cuello largo, abrí suavemente tu boca y proyecta tu cabeza hacia el cielo.
Al exhalar recorré tu cabeza, toda tu espalda, glúteos y piernas hacia los pies, al inhalar volvé a recorrerlo de pies a cabeza y al exhalar recorrelo de cabeza hacia los pies.
Con la práctica irás aumentando el tiempo de duración de la respiración generando mayor concentración y equilibrio en tus hemisferios cerebrales .
Luego de cinco o seis respiraciones de esa forma frotá tus manos ligeramente, y cuando sientas calorcito llevalas ahuecadas a tus ojos, volvé a inhalar profundo, sostené el aire y por boca soltá el exceso de pensamientos.
Con este calorcito empezá a darte masajitos en la frente y tu cabeza. Mandíbula y cuello, y cualquier parte que sientas dolor o tensión.
Luego volvé a relajar tus manos sobre piernas cómodas y percibí.
¿Cambió algo dentro tuyo?
¿Qué pensamientos y emociones podés detectar?
¿Se percibe diferente el espacio donde te encontrás?
Namaste, profe Bhárata.