En la actualidad, el término “fake news” resuena en muchos medios de comunicación. Viene del inglés y se refiere a las noticias que circulan -por lo general- en redes sociales y portales virtuales de información, y resultan ser falsas. Suelen publicarse para llamar la atención del público o para generar ciertas reacciones en la audiencia que lee la noticia, como por ejemplo, difamar a una persona (o grupo de personas) y que todo el mundo la ataque por algo que no hizo.
El problema no solo reside en el delito de publicar esa información falsa, también en el aprovechamiento de la gente. Un defecto que presentamos las personas es creer absolutamente todo lo que nos presentan, sin buscar la fuente que originó esa información y verificar si es confiable. Esto permite que vulneren nuestra inocencia y terminemos desinformados y confundidos.
Ahora que todo pasa por las redes sociales y el internet es -para gran cantidad de personas- una herramienta de uso diario, las noticias falsas dan vuelta libremente, y en momentos se vuelven imparables. Lastimosamente, un público que suele ser el afectado por esto son los adultos mayores (lo cual no quita que tanto jóvenes como adultos sean víctimas de la información errónea), ya que una parte de ellos no entiende del todo cómo funcionan las redes.
El primer punto es dudar un poco de todo. Esto no implica que nos volvamos desconfiados totalmente y creamos que todo el mundo nos quiere engañar. Significa que necesitamos trabajar la perspicacia para reflexionar y pensar en aquellas palabras que hacen ruido en la cabeza, o conceptos que no terminan de cerrar.
Aunque un texto parezca escrito por profesionales, a veces la realidad resulta ser distinta. Por ejemplo, un aspecto al cual siempre debemos estar atentos es la fuente que cita el autor del texto. Leer “La ciencia dice…” o “un estudio afirma que…” no es una fuente confiable. Debe aparecer el nombre del estudio y sus autores. Y si aparece, es recomendable buscar información directa: el estudio completo (suelen estar disponibles en la web, y a veces de forma gratuita) o quiénes son los supuestos autores: ¿realmente son especialistas en el tema, científicos o profesionales?
En caso de querer ahondar más, se puede investigar acerca de ciertos aspectos claves en la biografía de la persona que escribió el documento, informe o noticia: creencias e ideas políticas. Es común encontrar una noticia o información atacando a ciertos políticos o movimientos sociales, que incluyen fotos o videos. Con un poco de búsqueda, descubrimos que esas fotos o videos son de años anteriores, y de hechos o delitos que no tienen nada que ver con la actualidad o lo que demuestra esa noticia. Puede resultar tediosa la tarea de buscar las fuentes, pero es necesaria para no caer en el engaño.
Segundo, es necesario calmarnos. Las noticias son un arma de doble filo: además de informar, buscan generar respuesta en la gente. Leé dos, tres veces la información si es necesario. Evitá responder o compartir la noticia inmediatamente: eso es lo que buscan los creadores de fake news. Leer con la mente fría es vital. Luego, analizar el texto. Es en ese momento donde uno descubre qué puntos tienen sentido y cuáles sólo sirven para confundir.
Por último, entender que, aun sí el medio que publicó la noticia es un medio reconocido, o un artista/famoso popular, jamás asegura que la información sea cierta. Te invitamos a investigar sobre casos como, por ejemplo, las denuncias a Morgan Freeman o Johnny Deep, que luego de un tiempo se descubrieron que eran falsas, sin embargo dio tiempo suficiente para que todo el mundo difamara a ambos actores.
Informar responsablemente, prestando atención a todos los detalles, es una responsabilidad civil que debemos adoptar. Enseñemos a protegernos y luchar ante las fake news.