«Cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre» Gabriel García Márquez
En nuestra Argentina actual la vida cotidiana se modificó. Desde nuestras antípodas se disparó la alarma y el miedo a perder la vida, a perder a nuestros seres queridos, y cambió de momento nuestras más arraigadas costumbres.
Hoy las reuniones son virtuales, las portentosas cenas familiares se transformaron en modestas comunicaciones audiovisuales adornadas con algún que otro plato colorido que hace añorar las juntadas donde el reloj era un mero objeto decorativo que solo servía para saber a qué hora estaba clareando.
Y van pasando las fechas y nos preguntamos una y otra vez ¿Cuándo pasará? ¿Cuándo volveremos a festejar como antes? Una gran incógnita.
Y una incógnita que se avecina pronto es cómo será este año la celebración del Día del Padre. Y lo primero que viene a nuestra mente es la duda de por qué elegimos el tercer domingo de junio para el homenaje.
Una buena pregunta con un final amplio.
Si por nuestras venas corre sangre española, italiana o portuguesa sabemos que el festejo es en honor a San José, el 19 de marzo.
Si nuestros antepasados son germanos, el «Vatertag» lo agendamos para el día de la Ascensión de Jesús.
Pero la brújula nos indica que estamos en Argentina, crisol de razas, y acá festejamos el tercer domingo de junio, una fecha especial.
Y qué conmemoramos? Si el primer festejo del Día del Padre que se hizo en nuestro país fue el 24 de agosto de 1958 en honor a la paternidad del Gral San Martín…ese día nació Merceditas.
En Mendoza esa tradición continúa ¿y el resto? No nos olvidemos que somos Argentinos, y que somos controversiales.
Si festejábamos el 24 de agosto, una semana antes era el 17 y nos habíamos gastado la plata en el feriado.
Si lo festejábamos antes, pisábamos el festejo del día del niño…dos celebraciones juntas nos reventaba la economía, no podía ser.
¿A quién se le ocurre algo? Después de mirarnos las caras durante un tiempo sin muchas ideas ¡Se hizo la luz!
Alguien propuso junio, tercer domingo de junio.
¿En homenaje a algún prócer? No.
Resulta que un señor, veterano de guerra, había enviudado y crío solo a sus seis hijos. Vaya mérito si los hay, el de la crianza de los hijos.
Y como reconocimiento ,una de sus hijas, durante la celebración del Día de la Madre, consideró que su padre tenía suficientes galardones obtenidos por la crianza recibida para que le festejen SU DÍA, y propuso el cumpleaños de este hombre , que era el 5 de junio.
Ser padre no es fácil en ningún lugar del mundo, tampoco en E.E.U.U., lugar de donde era esta familia.
Sonora Smart Dodd (así se llamaba la hija de este padre abnegado) hizo tanto, pero tanto ruido haciéndole honor a su nombre que 57 años después de haber propuesto el día de festejo lo obtuvo, pero para el tercer domingo de junio.
Como moraleja, podemos inferir que sea donde sea, Argentina, Europa o E.E.U.U. celebrar los afectos no es tarea fácil.
En este año, donde el abrazo, el beso van a estar acotados, y la dificultad sanitaria nos distancia rindamos homenaje de otra manera. Hagamos que el afecto se transmita aunque más no sea con un mate. Cada uno con el suyo. Siempre con el mismo amor y sentimiento de familia.
Y como padres, tratemos de enseñar a nuestros hijos el valor y no el precio de las cosas, y sobre todo por donde caminar, con mucho afecto y cuidado, porque ellos siguen nuestros pasos.